¿Te ha pasado que en algún un momento, en cierta situación estallas (ya sea gritando, ofendiendo, perdiendo la paciencia de forma explosiva y arremetiendo en contra de quien esté frente a ti) y dos minutos después te arrepientes?

A algunos nos pasa de vez en cuando, a otros más frecuentemente y otros les pasa casi siempre. Según el temperamento personal, el nivel de estrés y la presión en la que se vive, es que se manifiesta este estado, a través de la histeria, enojo, comportamientos obsesivos compulsivos y fobias.

Vivimos tan de prisa, en un lugar donde la satisfacción debe estar a solo un clic, a un segundo de distancia… Un lugar donde el nivel de exigencia es bastante alto.

Hacemos las cosas tan “mecánicamente”… La misma rutina todos los días y tan de prisa, que ni siquiera sé lo que de verdad siento dentro de mí, lo que verdaderamente me enoja o me frustra. Y sin embargo, todos esos sentimientos se van acumulando hasta que “algo pasa” y, ¡pum! Y así te puedes pasar los días, meses y años… “Tronando” para desahogar un sentimiento profundo que está ahí, latente, y sin embargo, tal vez sea desconocido, y claro, después te arrepientes… Tal vez porque hiriendo a alguien a quien amas, como tu pareja o tus hijos, u ofendiste a alguien del trabajo, o peor aún, tomaste una decisión en este momento que no era lo mejor para ti.

¡Y ni hablar de los efectos que se generan en tu cuerpo! Como los fuertes cambios cardiovasculares y hormonales que te pueden llevar a sufrir un sin número de enfermedades y padecimientos…

Cuando nos enojamos, el lóbulo frontal derecho del cerebro se activa y hace que perdamos la parte del pensamiento racional. Los niveles de dopamina se elevan y el autocontrol queda inactivo. Es por eso que al “estallar”, decimos y hacemos cosas que no haríamos si estuviéramos en un estado de tranquilidad.

Te propongo hacer algo que te ayudará.

Cuando sientas que el “agua comienza a calentarse” dentro de ti, o que estas pasando por situaciones de alta demanda, frustración o de mucho estrés, párate con las piernas abiertas a lo ancho de tus hombros, entrelaza los dedos de tus manos y levanta los brazos sobre tu cabeza. Imagina que sostienes un hacha con todas tus fuerzas. Inhala muy profundo por tu nariz, sintiendo como se expanden tus pulmones, después deja caer la mitad de tu cuerpo hacia abajo y que tus manos “toquen” el piso con los puños cerrados aun, como si en tus pies hubiera un tronco que estas cortando con tu hacha imaginaria, al bajar vas a exhalar gritando “¡JAR!”. Hazlo con fuerza. Vuelve a subir, inhala, y repite el ejercicio hasta que sientas una ligereza en tu cuerpo. En caso que no puedas gritar por que hay personas cerca, exhala con fuerza por la boca.

Tal vez te den ganas de gritar más, de llorar… Hazlo. Es el momento adecuado para hacerlo.

Una vez que sientas liberación y tranquilidad, entonces siéntate y lleva tus manos al centro de tu pecho, a la altura de tu corazón… Cierra los ojos e inhala y exhala por la nariz hasta que tu ritmo cardíaco llegue a su ritmo normal; no pierdas la atención en tu respiración.

Si quieres llevar ésta práctica a un nivel mayor, tómate unos minutos así, en ese estado de tranquilidad, y toma conciencia de qué es realmente lo que te molesta, lo que te hace entrar en este estado, y sólo así podrás tomar acciones para cambiarlo.

Tal vez te des cuenta que la verdadera razón de tu neurosis está muy lejos de ser lo que te hace estallar…

Puede ser que necesites hacer más de lo que te gusta y no de lo que “tienes que hacer” o que simplemente, necesites un descanso. Tal vez necesites hacer un gran cambio en tu vida… Pero eso sólo lo podrás decidir tú desde un estado de consciencia y tranquilidad.

Este ejercicio podrá tomar 10 o 15 minutos de tu tiempo, pero créeme, es una excelente inversión de tiempo para tu máximo bienestar (tanto físico, como emocional). Te ayudará a vivir en mayor armonía en tus relaciones, a tomar decisiones asertivas y a tener una perspectiva más positiva de lo que te sucede.

¿Qué hacer si ya estas frente a una situación que te enoja y que te puede hacer “estallar”?

¡RESPIRA! Inhala profundo por la nariz, hasta que sientas que tu pecho se expande de tanto aire y luego exhala por la boca con fuerza, dejando salir todo el aire posible. Repítelo 3 veces.

¡Hazlo! Y créeme, las cosas van a suceder diferente. ¡Te podrías sorprender!

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