“Hoy no desayuné.” “Mi hijo se fue con el estómago vacío a la escuela.” “Sólo hago tres comidas fuertes al día.” “Como cada vez que siento hambre.” “Muchas veces se me olvida cenar.”

¿Te identificas con alguna de estas frases?

El orden y la repetición son básicos para crear un hábito, y tener tiempos de comida bien marcados es, sin duda, uno de los mejores hábitos que podemos hacer para tener una buena digestión y absorción.

Los tiempos de comida son esos momentos que nosotros destinamos para comer algo. No es lo mismo comer a la hora que sea y que cada día vaya cambiando, a tener un horario para tus comidas y repetirlo todos los días.

Es importante pensar sobre nuestro cuerpo como si fuera una maquinita que funciona sin parar durante las 24 horas del día.

Aún cuando nuestro cuerpo duerme, esa maquinita continua trabajando: bombeando sangre, oxigenándola. Y nuestra maquinita – así como cualquier otra – necesita gasolina o energía, y esa energía está en el alimento que ingerimos.

A diferencia de un carro, no podemos darle la energía sólo una vez a nuestro cuerpo y esperar a que se agote para volverlo a llenar.

Cada vez que nuestro cuerpo consume energía o alimento, la utiliza y la absorbe desde que ingresa a nuestra boca, iniciando todos los procesos de absorción y digestión.

Pero, si nosotros queremos esperar a que ese alimento se utilice por completo, sin darle algo más, lo llevaríamos a medidas extremas o estados de emergencia, donde las alarmas empezarían a sonar y comenzaría la lucha por sobrevivir.

Nuestro cuerpo no conoce las intenciones del cerebro y no sabe qué es lo que está sucediendo. No sabe si la falta de alimento se debe a decisión propia, a que pensamos que así podremos bajar más rápido de peso, o incluso a que estamos en medio de una isla desierta sin comida y abandonados.

En ese momento, lo único que tu cuerpo sabe es que no hay energía para continuar y que es vital seguir trabajando.

¿Qué hace? Empieza a sacar energía de reservas guardadas (grasita, músculo…) Pero hacer eso no es fácil, ni tampoco gratis. Para poder utilizar esas reservas sin darnos cuenta, pagamos un precio alto, ya que empezamos a secretar sustancias tóxicas en nuestro cuerpo.

Sin embargo, sea sustancia tóxica o no, esa no es la prioridad. La señal que se dio en ese momento fue sobrevivir, esa es la prioridad.

Crear esta situación frecuentemente hace que nuestro cuerpo no tenga un ritmo constante ni una forma tranquila de trabajar, pues constantemente se está llegando a esas situaciones de estrés y de emergencia. No trabajar tranquilamente hace que nuestro cuerpo no sea eficiente… La digestión termina siendo más lenta, y se crean mayores reservas de grasa para cubrir esas situaciones de emergencia. ¿Por qué? Simplemente, porque nuestro cuerpo no conoce cuando volverá a pasar por eso.

Los tiempos recomendados son 5 en total:

  1. Desayuno
  2. Snack a media mañana
  3. Comida
  4. Snack a media tarde
  5. Cena

El desayuno, la comida y la cena son tiempos completos y variados. Deben incluir varios grupos de alimentos (como frutas, verduras, lácteos, carnes, leguminosas, cereales, grasas) y pueden variar un poco de acuerdo a las actividades que realices. Por ejemplo, si acostumbras a ir al gimnasio a las 8 am, puedes tener primero tu snack antes de irte al gimnasio, regresar y hacer tu desayuno después.

Se recomienda comer 2 snacks al día: a media mañana y a media tarde. Por lo general, son preparaciones más sencillas y de menos calorías que el desayuno, comida o cena.No se incluyen tantos grupos de alimentos y se consideran como un “empujoncito” hasta el siguiente tiempo fuerte.

Si todos los días tienes estos 5 tiempos de comida, tu cuerpo tendrá la seguridad recibirá sus alimentos de una forma constante. De esa manera, tiene la certeza de que puede trabajar eficazmente y sin preocuparse si tendrá energía o no para poder completar su día. Hará sus procesos de absorción adecuados, absorbiendo lo que realmente necesita y haciendo que tú, te sientas mejor.

¡Recuerda! Los tiempos de comida son 5, y puedes acomodarlos según tus actividades del día, dando un espacio de 2 a 3 horas entre cada uno.

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