En la semana de pronto todos ocupamos un “break”, es decir dejar todas las carreras , ocupaciones, responsabilidades y simplemente salir a recibir otras vibras, comer algo rico o tomar algo que nos relaje.

Para los que nos gusta y disfrutamos la comida con una buena botella de vino, son estos momentos los que nos dan oportunidad de sentarnos tranquilamente, en una mesa con una linda compañía, y vivir un momento agradable.

Ya sea que vayamos en un grupo grande, o únicamente con nuestra pareja, es importante que al llegar al restaurante preguntemos si todos van a tomar vino. De ahí partimos, primero, para la selección de la botella, y segundo, para administrar nuestro recurso en lo que estemos dispuestos a invertir en el vino. Si no todos van a tomar vino, no es necesario pedir una botella y que cada quien pida su copa; pero si la gran mayoría quiere probarlo, siempre es mejor pedir la botella completa, ya que además de ahorrar en la cuenta, todo el protocolo de la botella en la mesa será interesante y agradable para tu velada.

Ahora bien, pides la carta y elegir el vino se vuelve intimidante de pronto, te muestran cartas gigantescas llenas de opciones y surge la pregunta de los 60,000: ¿Y ahora qué pedimos? Si puedo ayudarte a que te sientas más segura en tu selección, sígueme con estos 4 sencillos pasos y seguro tendrás una opción más atinada a lo que estás buscando:

 

  1. Intenta guiarte por países, por lo general vas a encontrar en los restaurantes cartas  de vino ordenadas por país, lee las opciones, tómate tu tiempo, ubica alguno de ellos  con el que te sientas cómoda. Cuando estés ahí, si no encuentras alguna opción que conozcas, busca alguna vinícola que te suene familiar, que te recuerde algo el nombre, o bien que hayas escuchado de su lugar de procedencia o algún comentario ¡y arriésgate! Puedes pedir incluso que te muestren la etiqueta, y al final te sorprenderías  con lo que puedes encontrar.

 

  1. Toma la carta y, si aún no tienes alguna afinidad de las muchas variedades que existen o no haz descubierto la uva que te puede fascinar, revisa las variedades de uva que te ofrece el lugar. Por lo general será más fácil que tengas mayor éxito cuando pidas una botella con mezcla de uvas, es decir, un vino que contenga más de 2 variedades, esto hará que sea un vino mucho más balanceado en lo que pueda aportar cada variedad al vino, por ende será mucho más fácil que le guste a  la mayoría de tus amigas y a ti.

 

  1. No te guíes por el precio, guíate por lo que esperas de la botella. En realidad es sencillo, es como cuando tienes un antojo de mariscos o de carne, ese tiene que ser tu ancla, puede haber días en los que tienes ganas de algo fresco menos inteso, con más fruta, fácil de tomar. O bien, días en los que tengas ganas de algo más intenso, con más punch, más color, más alcohólico. Ahora bien es importante que siempre recuerdes una sencillísima regla del maridaje: “para platos intensos, vinos intensos, para platos ligeros vinos ligeros”. Es decir que nunca uno le gane al otro porque los dejaríamos en desventaja, pero si elegimos bien, ufff tenemos un ganador y sin duda será tu maridaje de la noche.

 

 

  1. Si de plano te encuentras con una carta complicadísima y que no entiendes nada, siempre habrá alguien que te pueda orientar. Pregunta todas las dudas que tengas, y si tienes la suerte de tener al sommelier o al asesor de vinos ¡genial! Pero siempre está tu mesero, el personal debe estar capacitado para poder responder las preguntas que tengas.

 

De todo corazón, espero  te sirvan estos 4 sencillos pasos y te animes a pedir la botella, a veces con aciertos, a veces no tantos, pero no pasa nada, lo importante es que sigas intentando ¡y que tengas grandes veladas!

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