Cuando entiendes quién eres y lo que eres,

tu radiancia se proyecta en la radiancia universal

y todo a tu alrededor se vuelve creativo y lleno de oportunidades

Yoghi Bhajan

 

Hace un par de años opté por empezar a pulir mi espíritu. Ha sido un viaje arduo. He descubierto muchas facetas de mi ser que no me agradan, tengo claro en lo que me quiero convertir y aunque esta lucha personal no sea evidente, allí esta. Trabajo diariamente para suavizar mi carácter, darle brillo a mi alma y rescatar la parte divina de mi ser.

Este viaje me ha llevado a explorar y conocer diferentes religiones, disciplinas, técnicas y caminos que conducen a una vida más plena y consciente. En este despertar, he logrado entender un par de cuestiones y adoptar ciertas prácticas en mi vida que han transformado mi realidad.

El primer aspecto que me ha brindado luz, es el entender que somos mucho más que un pedazo de cuerpo pensante, abandonado al árbitrio de un DIOS todo poderoso.  He comprendido que somos un alma.  Hay una chispa divina en cada uno de nosotros, que nos mantiene en este mundo y nos conecta con el infinito.

Venimos a esta vida con el objetivo de convertirnos en seres humanos más evolucionados, más conscientes, más fraternales, con un mayor entendimiento del cosmos y su unicidad.

Otra cuestión que ha marcado una línea importante en mi travesía, es entender que  nacemos con un propósito definido, equipados con una serie de dones y talentos, pero también predispuestos a una serie de retos y algoritmos espirituales que habrán de perfeccionar nuestra alma en el trayecto.

Sin embargo,  quizás el aspecto más catártico en mi desarrollo, fue entender que somos uno con el universo, co-creadores de nuestro destino y divinamente poderosos.

No obstante esta capacidad ilimitada, por alguna cuestión que se antoja caprichosa y que mi pequeño conocimiento no logra dilucidar,  muchos de nosotros lo hemos olvidado y por distintas situaciones nos hemos desconectado de la magia del universo, llenándonos de miedos, sentimientos de desvalía y múltiples creencias limitantes.

La educación que recibimos sin duda, contribuye a este olvido. Se nos ha enseñado a voltear hacia afuera para justificar nuestro entorno y conflictos,  atribuyéndole a diversos factores, nuestras gracias o desgracias, cediendo al final  totalmente nuestro señorío.

Es un hecho, que el Ser Humano no puede controlar todo lo que sucede en su mundo y universo, sin embargo, tenemos la potestad absoluta y la capacidad inherente de elegir la forma en que reaccionamos en cada momento. Ello sin duda, es nuestra más efectiva arma y nuestra más preciada libertad.

Podemos afirmar entonces, que nuestro entorno es un reflejo de cada una de las elecciones y actividades que hacemos diariamente, nuestro futuro se construye en el presente y cada decisión consciente va esculpiendo nuestra realidad.

En este espiral evolutivo, he podido confirmar que cuando nuestro entorno no refleja nuestros sueños, hay varios aspectos que debemos observar. Uno de ellos, quizás el principal es todo aquello que pensamos y permanece en nuestra mente.

La palabra y pensamiento determinan tu mundo y resultados, pues contienen una energía potente que vibra y atrae todo aquello que repetimos constantemente.

Las emociones, también juegan un rol preponderante.  Actúan como antenas receptoras de todo aquello que mantiene una frecuencia similar.

Tener pensamientos positivos y de amor, llenarte de sentimientos de ternura, bondad y alegría es indispensable para crear una realidad edificante.

Llenar tu vida de personas virtuosas y bien intencionadas también es indispensable. Un ambiente puede ser altamente estimulante o terriblemente aniquilante. Es válido buscar alejarte de todo aquello que merma tu energía e intoxica tu contexto.

Dedicar tiempo a tus pasiones también es elemental en la práctica de la felicidad, pues  hace vibrar de manera muy alta a nuestro ser y atrae magia y sincronía a nuestra vida.

Atreverse a trazar sueños grandes y sin límites, ensanchando nuestra altitud y latitud recordando nuestra divinidad y señorío. Somos capaces de crear y solo por “ser”, ya somos merecedores de una vida próspera.

Mi desarrollo de manera consciente como alma, es una travesía que apenas estreno. La conquista de mi espíritu aún está lejana, aun así, me atrevo a compartir esto contigo, pues con esta escasa información, he logrado salir del caos y sufrimiento constante.

Sin duda mi camino es largo y falta mucho por conquistar, aún así mi vida hoy en día está llena de alegrías y metas cumplidas.

Ten fe en tu poderío, haz aquello que amas, toma el timón, atrévete a pedirle a la vida.  El universo responde mágicamente a tus peticiones cuando activas la intención a tus actividades cotidianas con una meta específica. Es más sencillo de lo que imaginas.

Desarrolla tu alma, crea hábitos de vida consciente, cultiva pensamientos de paz y amor, cuida tus emociones, comparte con seres positivos y edificantes, haz lo que amas, sueña en grande, eleva tu espíritu, siéntete merecedor de paz y abundancia.

Confía que eres parte del todo, recuerda que emanas de la misma energía divina. Activa tu radiancia, despliega tu magia y conquista tu espíritu.

Manténte actualizada
Recibe en tu correo las últimas publicaciones semanalmente.
No envíamos spam 🙂