Las batallas más grandes que he que enfrentado en mi vida, han sido a causa de mis propios pensamientos. No puedo pensar en peor enemigo que mi mente, ha puesto en mi presente los panoramas más crueles, ha sabido utilizar mis peores miedos y los ha sabido acomodar de tal manera que parezcan realidad. Nadie me conoce mejor que mi propia mente, sabe a qué le temo, cuál es mi punto débil y mis más grandes tesoros. Y en muchas ocasiones los usa en mi contra. No estoy segura si a todas las personas les pasa igual, pero cuando vives en un estrés constante por retarte a ti misma, las posibilidades de pensar negativo se incrementan al mil. La mente puede ser nuestro peor enemigo o el aliado perfecto para vivir la vida que siempre soñamos.

Inicié el proceso de controlar mi mente de una forma no tan grata, pero finalmente me di cuenta que puedo cambiar mis pensamientos por difícil que parezca. Hace un par de años me imaginaba constantemente, sin poder evitarlo, el peor escenario en mi vida en cada circunstancia. “Lo hago para tener un Plan B en dado caso que las cosas salgan mal” era mi justificación. Pero empecé a darme cuenta que entre más tiempo dedicaba a planear qué hacer cuando las cosas salieran mal, más se presentaba la situación indeseada. Un día me percaté que las cosas no dejaban de salirme mal, así que inmersa en mis problema comencé a pensar diferente. Comencé a echarme porras, a decir “sí se puede”, a tener fe sin medida, a ver y agradecer todas las bendiciones que tenía. Como por arte de magia las circunstancias comenzaron a cambiar… bueno no, sí exageré, la verdad es que no fue “por magia”. Comencé a notarlo meses después y no pude evitar investigar un poco más al respecto.

Una de las cosas que concluí es que sin importar las circunstancias en las que hemos nacido depende 100% de nosotros mismos sobreponernos a los retos de la vida. Mil veces hemos visto como una persona que nació en condiciones privilegiadas arruina su vida con toma de decisiones errónea o viceversa, alguien triunfa sobre ellas. La realidad es que nadie en esta vida la tenemos fácil, nadie nace sabiendo vivir sacando el máximo provecho de la vida. Estoy segura que todos buscamos esto, todos buscamos la manera de encontrar una mejor forma de vivir y de sacarle al momento. Si no, ¿qué fregados estamos haciendo con nuestra existencia?

Muchos cuestionamientos aparecieron los siguientes días de mi introspección. Sinceramente no disfrute por completo el viaje. No fue fácil porque es una forma de conocer y luego reconocer lo que hemos hecho mal. Yo por ejemplo, me hice responsable de mi negatividad, de cómo podía o pudo haber afectado tantas cosas en mi vida y lo enfrenté. Me tomó tiempo y bastante esfuerzo pero finalmente me decidí y creo que bastante a tiempo. El haberme dado cuenta de esto me hizo querer hacer más por mantenerme positiva en mi día a día. Sin importar las circunstancias, intento mantener una actitud que siempre esté en sintonía con mis planes y sueños. Una actitud que cada día me acerque más a mis metas.

“Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto” HF.

Existen diversos estudios que comprueban que una mente positiva da la claridad para resolver mejor los problemas o los retos del día a día. Con toda mi atención en esto comencé a hacer 4 pequeñas actividades diariamente. Espero que te sirvan tanto como a mí:

  • Agradecer.Hasta el más pequeño detalle. Agradecer inclusive lo no tan bueno que fácilmente puedes sobrellevar.
  • Siempre esperar lo mejor. De todas creo que esta es la más “tricky” porque si creemos que va a suceder lo máximo y no sucede podemos sentirnos desilusionados. Pero la idea de esta práctica es que siempre esperas lo mejor sin importar qué esté sucediendo en tu vida porque muchas veces esos sucesos que pensamos negativos terminan siendo positivos.
  • “No gracias, no me sirves”. Cada que aparezca un miedo, una duda, o un pensamiento no grato, simplemente cambiarlo por esa frase. Al principio, sí, te sientes como mensa pero después de unos días realmente disfrutas el repetirlo y algunas veces hasta te ríes contigo misma.
  • Observarte. ¿Qué estás pensando? ¿Qué te hace sentir, te hace sentir como llegando a la playa de vacaciones con tus personas favoritas? Si no, ¡cámbialo!

No soy una experta en este tipo de temas ni mucho menos, pero creo que cuando los consejos vienen de una mortal a otra, es más fácil entenderlos y seguirlos porque finalmente no te sientes tan separada de las circunstancias. No se trata de controlar el 100% de tus pensamientos, sino la mayor parte de ellos.

Estoy convencida, quien domina su mente, domina su vida.

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