La primera vez que se utilizó este término fue en 1995 en la Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing, llevada a cabo por la Organización de las Naciones Unidas Mujeres. El empowerment femenino se refiere al aumento de la participación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y acceso al poder.

Antes de esta cumbre hubo otras tres, Ciudad de México (1975), Copenhague (1980) y Nairobi (1985). En todas ellas se hablaba acerca de los derechos de las mujeres, de la igualdad de género y de incursionar en los diferentes ámbitos de la sociedad. Sin embargo, fue hasta en la conferencia de Beijing que se le dio nombre a este concepto, incluso la ONU Mujeres mantiene programas de asesoría y apoyo económico para seguir impulsando el desarrollo de las mujeres.

Desde entonces, este movimiento ha tomado cada vez mayor valor, lo cual ha sido grandioso ya que las oportunidades de las mujeres para ganar terreno en el mundo social, político y laboral ahora son mayores. Sin embargo, yo me pregunto, ¿el empoderamiento femenino, será también el empoderamiento de la humanidad?

Por otro lado, no tengo duda alguna que las mujeres tenemos derecho a la igualdad de género y a todo lo que esto conlleva: mejores oportunidades de trabajo, mejores salarios, ocupar puestos directivos en las empresas, así como importantes lugares en la política…¡padrísimo y bien merecido! Y claro que eso también es empoderamiento de la humanidad. Tener una sociedad con igualdad de oportunidades tanto para los hombres como para las mujeres es el sueño de todas nosotras. Al alcanzar o trabajar para este ideal, todos ganamos como sociedad porque las mujeres ya no somos solo espectadoras, si no que tenemos mucho que dar y aportar.

Por lo anterior, lo importante es sabernos empoderadas y de verdad asumir que tenemos derecho a elegir, que nosotras podemos decidir el rumbo que queremos tomar y tener el poder de dirigir nuestras vidas… Ahora, ¿qué tanto podemos abarcar? ¿hasta dónde podemos o debemos llegar?; hago estos cuestionamientos tomando en cuenta nuestra gran diferencia con respecto a los hombres, ya que nosotras tenemos el maravilloso regalo de la maternidad.

Por ejemplo, creo que muchas de nosotras en algún momento de nuestras vidas nos hemos sentido abrumadas con el tema de la maternidad: ¿es el momento? ¿si me embarazo, perderé mi puesto que tanto me ha costado ganar? ¿si me quedo en la casa con los niños, dejo de ser económicamente independiente? ¿si sigo trabajando, quién cuidará de mis hijos? entre otras dudas. Y bueno, cuestionamientos hay muchos y no terminaría de escribirlos. Sin embargo, lo importante es saber que tenemos el poder de elegir dónde estar y, sea cual sea la situación, la decisión es nuestra, así como asumir las responsabilidades que esto conlleva. Es decir, saber que en el momento que tomamos una decisión renunciamos a otra y no hay nada de malo, todo es perfecto, porque es una decisión personal y eso empodera tu vida; porque al hacerlo, estarás contribuyendo a una sociedad, una humanidad más empoderada.

Manténte actualizada
Recibe en tu correo las últimas publicaciones semanalmente.
No envíamos spam 🙂