¿Por qué no te has casado? Varias veces me han hecho esta pregunta y acepto que en ocasiones  me apenaba, en otras me incomodaba, otras veces evadía la respuesta e incluso llegó a molestarme.

No es por haber pasado por un divorcio de mis padres, ni porque cada vez más mis amigas pasen en un acta de estado civil a “divorciadas”; no me da miedo, al contrario, lo veo como un acto de responsabilidad, de madurez, mi decisión sobre el futuro de compartir mi vida, de ir hombro con hombro, de admiración, de respeto, de caminar juntos, de despertar todos los días juntos, de conocerse y reconocerse.

Cuando alguien cercano se separa o se divorcia, lo primero que viene a mi mente es: ¿estaba segura de la decisión que tomaba cuando se casó? ¿conocía a la persona que era su pareja? ¿estaba enamorada o cayó en enamoramiento?, algunas de las respuestas que he escuchado: “era muy joven y no lo pensé”, “llevamos muchos años de novios y obvio era lo que seguía”, “mis papás me decían que para cuándo la boda”, “termine de estudiar y pues lo siguiente era casarme” “me gustaba mucho y además tuve la boda de mis sueños” “era buen proveedor y buena persona”, “creía conocerlo y era buen novio”. Y así podría enumerar muchas más respuestas, la verdad es que cuando alguien se casa, son pocas las que mencionan que lo hicieron convencidas de estar con esa persona incluyendo sus defectos, virtudes, su familia, sus gustos, sus manías, sus amigos; quizá suene romántico, pero uno adquiere ese compromiso con un “all inclusive”.

Revisando las cifras del INEGI entre el año 2000 y 2015, los divorcios aumentaron en 136.4% y es donde, desde mi punto de vista, el matrimonio se ha devaluado y la boda se ha sobrevalorado.

Y basta con ver las agendas de mi bello Monterrey donde las Iglesias abren agenda para fechas dentro de dos años, los wedding planners y floristas disfrutan del paraíso ante la alta demanda de sus servicios. No estoy en contra de las bodas (siempre agradezco que me inviten a una fiesta), simplemente no estoy de acuerdo en dar valor a la forma y no al fondo, sabiendo que la decisión de un compromiso va más allá de una fiesta, que ese “all incluisve” se olvide y al paso de un par de años las causales de divorcio sean del tipo: “es que se come las uñas”, “la suegra es una metiche” “le gustan los video juegos” “arregla la ropa por colores” y si, es ya con un poquito más de años que entiendes que comprometerte con alguien no es como un check list de vida y el casarte sea un renglón a palomear.

A lo largo de mi vida he tenido varias relaciones, unas mejores que otras sin culpar a nadie, siendo que YO las escogí, tres veces me enamorado como dibujo animado que le salen corazoncitos de los ojos, ninguna de esas relaciones fue de las dos propuestas de matrimonio que he recibido, las cuales rechacé ¿por qué? porque sabía que era un compromiso y al aceptarlo, aceptaba en mi vida a él y todo el combo del que ya platique, solo que ningún combo me gustaba por completo y no era como fast food donde cambias las papitas fritas por papitas curly, no había cambios y yo no sería quien para cambiarlo ni ellos a mí.

Así que cuando alguien te pregunte como a mí: “¿Por qué no te has casado?” ni te apenes, ni te enojes. Di que las decisiones importantes llevan tiempo y aún no es el tuyo.

Notimex. (2017). Divorcios subieron 136% en últimos los 15 años: INEGI. Abril 2018, de El Economista. Sitio web: https://www.eleconomista.com.mx/politica/Divorcios-subieron-136-en-ultimos-los-15-anos-INEGI-20170210-0083.html

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